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ATAURI
Dibujo árboles desde 2016, cuando un verano insomne me puso frente a un enroscado pino, cada madrugada, y me ayudó a contar lo que me impedía dormir. Durante un mes de trabajo diario, fui trazando inconscientemente lo que sentía, materializándolo en ramas, hojas y raíces.
Inmersa en la fisionomía de los sujetos que retrato, me dejo llevar y relato historias a base de infinitas líneas que se entrelazan y serpentean en bucles . El dibujo calma, crea espacios en sí mismos, te aísla del ruido, y te permite explorar en tu interior.
Ahora busco bosques donde contar historias. Bosques que me cuenten historias. Los árboles tienen su propio lenguaje, hay que saber escucharlos.
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